Perderse en un paraíso azul debe ser algo parecido a acercarse al Club Náutico Aiguablava para adentrarse en sus rincones y, por supuesto, en sus clubes náuticos. Reductos de paz para los que desean pasar desapercibidos y disfrutar del placer de navegar sin el temor de ser retratado por ninguna cámara indiscreta. La Costa Brava, y en concreto Aiguablava, no tiene nada que envidiar a las costas de Ibiza o Mallorca y sí puede presumir de un escenario envidiable y poco explotado.
El Club Náutico Aiguablava es uno de esos oasis para los amantes de la navegación. Situado en Begur, en la playa de Fomells, cuenta con 61 puntos de amarres, de los que 55 son exclusivos de sus socios y 6 disponibles para alquiler; permite el amarre de embarcaciones de hasta 7 metros de eslora y 1,5 metros de calado; y la temporada comienza el primero de mayo y termina el primero de octubre.
Aiguablava no son sólo datos, también es una apuesta clara por el ocio responsable con el medio ambiente. Conocen muy bien lo interesante del paraje en el que se encuentran y saben lo importante que es cuidarlo. De ahí que hayan lanzado un decálogo para que todos los que se acercan a sus instalaciones las cuiden como si fueran propias. Estas normas incluyen en el Club Náutico Aiguablava el uso responsable de los instrumentos de radio y navegación; informar sobre la localización y las características de las áreas sensibles y de importancia científica, así como de las reservas naturales; defender la conservación de la vida en el mar; no degradar los fondos marinos fondeando por zonas sensibles; no adquirir ni utilizar objetos fabricados a partir de especies protegidas; mantener el mar, la playa y el puerto limpios de basura; utilizar, en la medida de lo posible, productos que no sean agresivos con el medio ambiente; y otras tantas leyes que permiten que este rincón del mediterráneo continúe con un aspecto saludable.
Respetando estas normas mínimas se consigue disfrutar de un ocio sostenible en un ambiente respetuoso con la fauna y flora del lugar.
